martes, enero 23, 2007

El poder del tacto en el amor

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Hoy me gustaría hablar de esa facultad y capacidad de sentir que posee la piel, que en unidad con el amor se potencia a dimensiones ilimitadas, provocando el deleite inusitado de infinitos gozos

Si hay un antojo que no quisiera perderme y que me gustaría por encima de cualquier otra cosa, es tocarlo a él y jugar con cada centímetro de su piel, mientras me dejo hacer. Tocarnos mutuamente, él y yo en complicidad, acariciándonos, con leves roces gravitacionales, excitándonos sin pensar, jugando casi en cualquier sitio disponible u hora hábil, día y noche, noche y día, tocándolo de ser posible con la parte más sedosa, tierna y profunda de mí misma.

El tacto es un elemento crucial en la vida del ser humano

Desde el mismo momento en que nacemos, necesitamos sentir, estar en contacto con alguien más. Eso es tan obvio para los científicos que hasta en las incubadoras de los servicios de neonatología de los hospitales, los bebés prematuros son acariciados y masajeados regularmente a fin de que no resulten psicológica y físicamente mermados. A partir del nacimiento, el tacto nos dice que no estamos solos en este mundo, que estamos conectados, comunicados, que estamos seguros y somos en alguna forma amados. A lo largo de nuestra vida, nunca superamos la necesidad de ese tipo de contacto. Es triste que algunos nunca lo consigan o dejen de conseguido cuando llegan a cierta edad.

El tacto comunica sensaciones y sentimientos en un nivel profundo en forma inmediata. Es sanador, es curativo. A través del mero contacto pueden expresarse cosas diversas, como ira, ternura, amor, tensión, apoyo o deseo. El tacto sexual de mutua resonancia puede llegar a ser un tacto literalmente fusionante dependiendo del nivel de compenetración de la pareja, pero en todo caso es inconfundible caricia y muestra de afecto para la mayoría de las personas.

Cuando ciertas zonas del cuerpo son tocadas de una cierta manera, no son necesarias las palabras. El mensaje es claro: Te deseo y con el “deseo” quiero amarte.

Cierra los ojos para aguzar tu sentido del tacto. Imagina el cuerpo de tu amante como si fuera un instrumento. Toca tu canción de amor favorita y déjate llevar.

El contacto sexual es también la más íntima y directa forma de conexión, de comunicación, de aceptación y de prodigarnos placer simultáneamente. Por supuesto, relativamente hablando, hay muy pocas personas a las que permitimos que nos toquen de una manera íntima, así como muy pocas que nos otorgan el mismo privilegio. La forma del tacto consiste en reconocer ese privilegio y en tener conciencia de lo especial que es.

No hay nada como la sensación de cruzar la frontera para entrar en contacto sexual con otra persona por vez primera, dejando libres las manos, boca y labios para que vaguen por donde les plazca, para que exploren a su antojo una piel y unas formas nuevas, sintiendo los puntos de suavidad y de firmeza, palpando las diferentes texturas y aprehendiéndolas. Muchas personas se vuelven adictas a esa emoción, por lo que cambian de amante en una constante búsqueda de novedad.

Como sabe cualquiera que haya estado en una relación larga, después de un tiempo el sentido del tacto pierde esa sensación especial. Así como ya no sentimos un reloj de pulsera después de que lo hemos usado durante algún tiempo, nos acostumbramos a la sensación de nuestro amante a tal punto que nuestros sentidos ignoran su presencia.

Si nos hacemos conscientes de ese reloj de pulsera, sin embargo, podemos volver a sentido. No sólo eso, podemos sentido más profundamente porque nos concentramos con relativa facilidad en él. La forma del tacto consiste en adoptar el mismo acercamiento con nuestro amante. Sea que se trate de alguien nuevo o que te resulte familiar, concéntrate en el modo como te toca tu amante del mismo modo como te concentras en tocarlo palmo a palmo.

A menudo, el aspecto táctil en el sexo es subestimado en el apremio por pasar al plato fuerte, lo apropiado es tomarse todo su tiempo para tocarse entre sí, antes y después del sexo. De hecho, a cualquier! hora del día, toca a tu amante siempre que lo tengas cerca. Reposa la cabeza sobre su hombro, pasa el brazo alrededor de su cintura. Tómale la mano. Jueguen con los pies. Rasca su espalda. Por encima de todo, toca con amor y gratitud. Deja que tu pareja lo sienta. El tacto es la única manera de conectarnos física e indubitablemente con el otro.

Cuenta una leyenda que el amor de la vida de Itekyu fue una ciega que se dedicaba a la música y a quien llamaba Tekku Mori San En numerosos poemas, el monje cantó la habilidad de las manos de su amante tanto para tocar un instrumento, como cuando le acariciaba el cuerpo. Incluso Itekyu, en la cima de la conciencia zen, no podía alcanzar la profundidad de sentimiento y sensibilidad que ella imprimía a su tacto.

Mi mano no está a la altura de la de Mori.
Es la maestra sin par en el juego amoroso:
cuando mi vara de jade se marchita, ¡ella la hace
retoñar!

Cómo disfrutamos de la intimidad de nuestro pequeño círculo y del tálamo depende de nuestra actitud y de nuestra percepción.

A veces, para la mente es muy fácil evadirse, desconectarse de nuestro sentido del tacto. ¡Con qué facilidad las tiernas caricias de un amante pueden volverse impacientes, toscas, insensibles al sentido del momento! La forma del tacto es como la de Tekku Mori: amorosa y segura, tocando a la pareja como si se tratara de un instrumento del que se extrae la melodía interior.

Muchas personas piensan que hacer el amor es un asunto simple de dominar ciertas técnicas: encontrar los lugares adecuados para frotar y cosquillear. Pero, de la misma manera como ocurre en la música, ningún dominio técnico sustituye la falta de intención amorosa. El mejor sexo, como la mejor música, nos eleva porque ponemos en ello todo el corazón.

¡Qué gran don es poder tocar a alguien tan íntimamente y dejarse envolver por la pasión!: ese tipo de contacto físico que hace que una persona se sienta feliz de estar viva.

Amiga, amigo si te es posible deja a tu piel liberarse y a tus manos volar con plena libertad, haciendo feliz a alguien que comparte contigo el mismo sentir en el silencio de esta noche.
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jueves, enero 11, 2007

De mi cuerpo que te añora

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Miro delinearse mi silueta fugaz
al pasar frente al espejo
agonía tibia, vuelvo audaz
miro mi cuerpo de arriba abajo
con sigilo, con ternura
miro mi sexo escondido
y siento su palpitar hondo
que no tiene mesura

miro mis pechos con calidez
y me estremezco excitada
más de una vez
toco el tallo de mi cuerpo embelesada
y mis manos resbalan por la piel
tersa y delicada

y no soy a la que veo, sino a él
que mira con ansiedad
a la misma Venus milenaria
que se refleja en su éxtasis y sonríe
amo el espejo en el que me veo
dual, de pelo largo, unitaria
y en el que me contemplas
mi espeso pubis y mis labios
mis bragas transparentes y el rocío
ansiedad pura que me humedece

observo mis pezones erectos
los palpo endurecidos y rosados
siento y veo mi alma con deseos
de más y más retos
más y más excitación,
más orgasmos
que calmen la fruición

miro mi sexo con ternura
mi clítoris duro y mis labios
desbordantes de dulzura
y no soy yo la que se priva de mis ríos
sino el otro que ve a la Venus sedienta
hecha un verdadero lío
que frente al espejo le añora
se desnuda temblorosa y llora

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miércoles, enero 03, 2007

Los poetas muertos también lloran

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"Los poetas muertos son aquellos muertos
que nunca mueren".
.....
Cuando la luz le va enardeciendo, aterra
cuando ya no tiene el consuelo del rocío
de celestiales lagrimas y gotas de frío
de su sangre
se infiltran sinuosas en la tierra
inclaudicable río, invisible, inaudible

-pues fuerte es el hierro que horada la carne
e implacable la espada que lleva flamas-

-el inmolador cáliz del placer, rezuma
gemidos de muerte como todo dulce consuelo-
entonces olvidas, olvidas tu ciego corazón
cuan sedienta de ardores y lumbre estuviste
marginada, resentida, hambrienta, inmolada

mientras en sendas de rojas banderas
eternas conciencias de sol crepuscular
por entre negras torres, delante de ti renacían,
deslumbrantes, malintencionadas, abrazadoras
cadenas
de miradas ocultas, bajo el sol se mecían.

“¿Tú la gran postulante de la paz? –decían-
¿la gran pretendiente de verdades absolutas?"

y reían irónicas y sarcásticos -así se mofaban-.

- o exclamaban airados- ¡NO! ¡No puedes ser
categórica, eres sólo una estúpida poeta!
una totalitaria, astuta, capitalista saqueadora

una víbora rastrera, que vive a expensas
del bien y del mal, una hija de mala madre
¡qué se atreve insolente a desmentirnos!,
¡qué premeditadamente osa ridiculizarnos!,
¡qué intencionadamente nos hace sentir!,
malintencionados, cobardes y agusanados
¡qué pretende verdades que no existen!…

¿es ella la gran pretendiente de la verdad?...
ha de mentir, porque “la verdad” es sólo de ellos
en fragmentos multicolores, larvados,
larvas de si mismos, presas de si mismos


-Sólo mujer, ¡loca aventurera! -Sólo una poetiza!
Sola una guerrillera insólita, poli cromática
de grácil y ligeros parloteos ardientes
polifacético parloteo loco, resonantes
metáforas quemando larvas de guerreros
de perros fieros antropomórficos

loca, trepando por orillas audaces
puentes de palabras anegadas de desiertos
sobre un arco iris de mentiras
entre falsos infiernos y cielos caídos
deslizándose y divagando en la reyerta.
exclama para los desvalidos

¡yo loca de un Ejercito loco! ¡yo poeta!
¡yo soy, como yo soy! Así digan que ideota

¡ella! ¿Ella, esa diabólica mujer?
¿la que tenía la culpa de todo?

¿la gran pretendiente de la única verdad?

No estática como una foto, ni inmóvil,
sino más rápida que un fotón ireal
rígida, rugosa, fría, hostil

ni tampoco convertida en estatua de sal,
columna de fuego cayendo a plomo
pilar de la severidad, pilar de ternura,

tálamo incipiente de un dios doliente;
no erigido ante templos de caras duras
atalaya de un dios guerrillero del amor

-¡NO! Dijeron a coro, eres “Hostil” al decoro
eres hostil a tales modelos de mesuras
¿virtud?, ¿son virtudes las tuyas? ¿Qué ejemplo?
mejor recogida estás en el averno que en un templo

rapaz como un águila, tenaz como una loba
audaz como los gatos de una nova
se arrellana o salta por los ojos del alma
por precaución cierren todos sus ventanas

y en toda ocasión husmeas la grama virgen
tú que hollaste selva inhóspita conoces tu origen
entre hienas de coloreadas risas-pelajes
manchados alevosamente sus ricos trajes
de sana, y bella y multicolor enajenación

corrías, desaforada con lascivos belfos,
feliz con el escarnio, feliz en el hades,
feliz y sanguinaria ladrona, furtiva raptora
de su paz mentirosa, corrías... hacia la aurora

Sea ella enterrada con su verdad, loca e inmortal verdad

¿recuerdan aun, recuerdan su, ardiente corazón,
que sediento estuvo batallando?

y danzando sea ¡sea ella recordada / o soterrada
una más de los poetas muertos por la sin razón
de apagar la ilusión, la esperanza o la fe de una idea,
por muy loca, descabellada o utópica que sea
...
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