viernes, julio 20, 2007

Sal sobre mi vientre




...


Regálame un silencio de éstos a tu lado,
con el gris que el diablo esconde esta mañana bisectriz
detrás de la angustiosa loza que cubre tu cripta.

Dios lanzó aquí su herida. Y ahondo en mi piel
veo luciérnaga agonizante caer en el asfalto
y sé que ya no habrá más ángeles como tú sobre la tierra

Con su garra bien abierta, bien abierta
sembró un círculo tejido de tímidos verdes
y petrificados reptiles. Y me fui desgarrando

la niebla infiltra la voluntad cerrada
el musgo corona la nostalgia sedienta.
las palabras rotas no se sabe a donde van

Hay un aire de huesos ocultos
que asciende por el temblor incoercible
de estas letras póstumas, sangrantes.

El rojo finge aquí ser silueta de azul,
se hace polen, diminuto violeta
adornando los cabellos de las algas.

Los pájaros rechinan muy de cerca,
su vuelo atraviesa la mirada que me penetra
cual llovizna de mártires caídos.

Un olor a quemadura de sangre me despierta,
busca su salida la libélula congénita
con el cráneo de marfil de los inviernos.

Para un morir discreto, auto complaciente
tan sólo las miradas ciertas de mis cenizas
de este encierro sepulcral al que me convidas

Piramidal caen murciélagos oblicuos
corrosiva sal sobre mi vientre
como no temblar ante el desmayo de tus alas.


...