lunes, mayo 07, 2007

Aspiro a besar tu única redondez

.



.

Aspiro a besar tu única redondez…
aspiro a ser amada en cada bocado que de mí celebras

Sí... esa maravillosa forma que la naturaleza creó
para el disfrute de los seres humanos hembras

Esas turgencias que se relacionan directamente
con la proporción áurea que proclamo Leonardo
y el bien ponderado Luca Paccioli

Redondeces como corazones brillosos
tálamos con copas luminosas

Redondeces que esconden vidas
que tienen un interior pletórico de pequeños latidos
y que significan mucho más
que la incipiente forma que mis labios definen

Redondeces como las curvas de mi cuerpo
las formas maquiavélicas
que me enseñan que el fin justifica los remedios
los medios de tu redondez, de tu amor
la mitad de mi deseo se esconde en la bisectriz de tu piel.

La belleza mística de una leve pulsión
desmedida tumescencia
la pertinaz angustia de pensar
que el instante de la pasión se acabará de un momento a otro

desvaríos de la lengua
irrigan a mi sueño milagroso
los adjetivos de esta nueva sonrosada belleza

redondez que crece de norte a sur
y de este a oeste se expande
y si no me importa a mi, el donde
ni te importa a ti
a nadie más le incumbe tu glamour

forma curva sobre forma cilíndrica
que me llevan el deseo al punto álgido
escalofriante, excelso, avasallante

Arcos derivados de tu amor
cazando amenazas de preseas y sedales
que ponen mi cuerpo parcialmente en cenit
de tormentas y humedales…

esos que remontan mis piernas cuando vencen su latencia
pero se dejan vencer por mi insistencia

ondulaciones sagaces que me seducen
vaivenes que me atraen indefectiblemente
ondas en las parcelas de tu cuerpo infinito
al que solo quiero besar para encontrar un tatuaje de versos
que me tatúe por dentro

no torres, no almenas. No soles apagándose
ni estrellas fugaces

recodos múltiples en la angulosa orografía
circunvoluciones en el plano de mi desolación infinita
rizos perpetuos que me alejan de la cordura
vueltas que me llevan a un lugar más allá de la prudencia

La hélice de luces de tus ojos
la pulpa de tu boca que me invita a succionarte
a dejar la cautela a un lado y pensar
que no es tan rápido este Boccacio en ocaso...
que simplemente es el producto de una larga (dulce) espera

Meandros de un río que quiero navegar sin remos
empujada solo por las ganas de amarte que me desbordan

festones audaces como tus brazos rozando
astillas de mi aire
sedas delicadas, como el zigzag de mis rodillas

túmulos misteriosos como el de tus abdominales
remansos como el de tus pectorales
abultados recodos, y la elipse de tus axilas

Vuelcos peligrosos como el de tus glándulas
asomándose a tu piel en gotas de luz climáticas

parábolas contagiosas
como las de tus nalgas untadas de instinto
y tachonadas de contento. Rodeos a la astucia
como tus hombros enhiestos y prudentes
que por algo se llaman deltoides

redondez oval; curva vital, ondulación; latido
recovecos de dolor; recodos de placer

Solo hay una recta final en mi realidad gigante
una recta oblicua que tiene tu corazón en detente

El vaciado de tu amor en mí, venciendo la muerte
venciendo la ponzoña, venciendo la mentira
en su propio dintel filoso y testamentario

Y bendita sea...
es el puente colgante que a la sazón nos une.

.