domingo, mayo 01, 2011

El milagro de no estar en el tren

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A veces delira, a veces se adormece, sin más, otras, más bien se le exacerba
el crujir amargo de agudas visiones...
a veces se suele disfrutar de esos tormentos atroces…


rivalidades concertadas en una tierra de nadie y son nada más qué… larvas
llenas de motivos, de pretextos y de gusto por el horror


Beth deja sus dominios en pos de la luz del placer / de la perplejidad
o de la sorpresa...
viene del valle de los desterrados entre el monte Zión y la montaña Hebrón, entre una turba de soplidos suplentes, y un pequeño dique
de poemas ignorados, gravitando hacia la gloria incomprendida 
de lo inmortal


y tal cual lo percibe el alma
ahí permanece el rostro que no mira al rostro en un soplo de luz...


decodificar imágenes y alucines: cantar y abrir el corazón… es tierra santa
me seducen las promesas palpitantes y el fuego alimentado de abandonos
o que la Shekinah y el Samsara seminal aprese a los inapreciables ángeles predicadores
de los candentes hierros infieles y los fuegos legendarios del infierno


no es tanto lo que incita
lo que conturba y excita
lo claro
y lo oscuro
ni los despertares e intermitencias
a su modo
para mantener el interés en pie de guerra
sino las ascuas... un mar de ascuas
eso, sobre todo… Julio está por llegar


¿de cuál lado, o de que onda aparecerá? quizás nunca se sepa
mas sé que llegará de nuevo, como llegó un día
para penetrar en mis mundos, esos que solo yo conozco
pero que no guardan celo de que él o tú los visites y sean uno
uno con ellos…


¿en qué mundo vives de este universo soñado?
¿de qué modo es que viajas a mi encuentro?...


Desde el museo de mi muerte rozando subterráneas alternativas veo el lado iluminado de la estación
le miro, él está completamente más allá del alcance, enlazado
a un inmenso rumor de vida ideal

cualquier relación que tenga
o tengamos con su llamado
sólo puede ser establecida desde lo penetrante de su lado fantasmal


Nosotros sólo podemos saber de él aquello que la negra noche decide revelarnos, y
notablemente, ella ha elegido revelarnos mucho en el oscuro mate
apartándonos de lo baladí.


ese es el milagro de no estar en el tren de lo que nada más entretiene
los números tienden un puente que elimina la inconmensurable distancia, entre
lo que se ve venir y el "cómo" se viene...

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