Latitudes y longitudes
tu don de imaginar se apodero de todas tus facultades
un espontaneo exorcismo te resucita en una pista de baile
un puñado de tragos y versos en el alféizar de adentro
efectivamente, esa soy yo -te decís-
embriagada de luz y sombra, frente al espejo
con una inmaculada sonrisa de acero malicioso
luciendo unos dientes de nácar perlado, que brillan hasta por no dejar
mas detrás de la aparente quietud
una honda tempestad de misteriosos pulsos te inquieta
veo unas manos de mujer en un cuello que anhela caricias
roces que tu cuerpo aún los saborea
y algo de pop art, uva y lomo de salmón ahumado
en la casita de un residencial barrido por un viento almizclado
que orea tus tiempos más abstractos, cansados, envejecidos
otra vez su voz oficiosa pidiendo satisfacer reñidos deseos
¿y qué sabéis tú de surcos luminosos, qué puedan llamarse plenitud y más?
ignoro en que latitud se encuentra, ni de donde proceden
esas imperceptibles ondulaciones de tu vientre
¿de donde hurtáis la claridad de todos tus días?
no lo recordáis o prefieres tu esplendor original
o quizá no lo sabéis, esa noche estabas vestida de incógnito.
me viste aparecer y creíste que éramos tú y yo, y él…
y él ¿o había alguien más? -me dijo con voz seductora-
una gran ecuanimidad serpentea en el ambiente
y su piel recobra los colores difuminados del crepúsculo
en algún momento de poco relieve
viste pasar al guasón, ágil, puro, fresco
disfrazado de alguna sustancia o careta nueva
algún roce merodeando
entre quién sabe qué latitudes y longitudes
.