sábado, abril 23, 2011

De puño y letra

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Empiezas a recordar que desde lo de Damián hace casi tres, trece, o no sé cuantos años ya… apenas sobrevives en una fosa de manuscritos
vives en un caracol abandonado que gira en múltiples variantes
supurando fetiches


como un desvanecido sinsabor inmaculado ese recuerdo te va llegando,
y de pronto te va surgiendo un alivio terrenal paradisíaco
el fluir de las cosas, un dardo, un dolor, una premonición, una llama que devora
un sueño de amor tántrico. Y aquí estás; aquí te ves inmersa en la incoherencia de los días


el perfil de Alhamí contra la pared se va adelgazando, su silueta reverbera avanza hasta evanescerse transfigurado en un remolino de luz
Arle asciende por la espiral de Andrómeda, más alto, más allá... me lascera hundiéndose poco a poco en mis sueños lascivos


te atormentan, realmente te atormentan los últimos días del reinado de Damián, el olor sonambúlico entre los sueños secos de besos y tientos
bajo las encinas la pesadumbre fluye en raudo torrente
muestra con decoro sus afilados dientes destrozando sus inútiles halagos


y vuelves a tomar el lápiz y escribes de puño y letra. Te escribes a vos misma
ensayas un texto jovial, sí, que parece te lleva a la cima, pero al instante
vas a morderte la lengua y a lanzar llamas por el dintel de las fauces


te observas cerebral, mas en lugar de escribir tu cuento en prosa, tu instinto poético salta en una desesperada muchedumbre de epílogos
y tu voz triturada con encarnizado desdén te corta la sangre y se duerme


ya no reniegas de tu vulnerabilidad, te quedas entre dormida
en el regazo de una rosa negra, entintada de dolorosos gemidos decapitados
sangrantes… 
acrecentados en esa esencia que perdura en tus equinoccios 

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