jueves, abril 06, 2006

La doble moral

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La doble moral y la tortura

Les invito a considerar esta situación, perfectamente imaginaria.

En un país indeterminado, La Policía ha detenido a un tipo enloquecido. Llamémosle Roberto K. Este señor Roberto K. no tiene ningún inconveniente en reconocer que odia a la Humanidad en pleno y que disfruta haciendo a sus semejantes tanto daño como puede.

Admite sin el menor rubor –incluso con cierto orgullo– que es el autor de una serie de asesinatos en extremo crueles cometidos en los últimos meses. Reconoce también que acaba de colocar una bomba de gran potencia en una plaza donde se está celebrando una concentración multitudinaria, pero se niega a decir en qué lugar concreto la ha puesto y a qué hora ha fijado el mecanismo de relojería que detonará el artefacto.
¿Qué hacer? ¿Ponerse a buscar la bomba? Desde luego. Pero las posibilidades de encontrarla a tiempo son mínimas. ¿Tratar de desalojar la plaza? Ni siquiera se sabe si habría tiempo. Además, el recinto tiene entradas estrechas: el pánico podría provocar una avalancha que acabaría por causar más víctimas que la propia bomba.
–Déjamelo a solas un rato, jefe –dice entonces un policía, conocido por no tener muchos remilgos– y ya verás si canta o no.

El dilema es ése: de un lado, Roberto K., un personaje abyecto, una piltrafa anti-social; del otro, decenas de vidas humanas inocentes. ¿No es ése un caso en que la tortura está más que justificada?
Estoy totalmente seguro de que, ante una situación así, la gran mayoría de nuestros conciudadanos admitirían que la Policía torturara a Roberto K. hasta sacarle la información necesaria para localizar la bomba y desactivarla.
Casi todos admitirían que se le torturara tan cruelmente como fuera necesario, siempre que no tuvieran que hacerlo ellos, por supuesto.

Puede parecer pretencioso que, en un foro como éste, me ponga a explicar por qué sostengo yo que la tortura no es admisible nunca, bajo ningún concepto, ni siquiera en un caso tan extremo como el de Roberto K. Pero quizá no sea del todo inútil que lo haga, porque mi línea argumental no es idéntica a la que suelen sostener otras personas igualmente hostiles por principio a la tortura.
Es frecuente aducir que la tortura es inaceptable porque representa una violación de los derechos fundamentales que posee todo ser humano por el mero hecho de serlo, con independencia de su bondad o maldad.
Me parece un punto de vista muy respetable. Y justo. Pero no es el que me conmueve más. Y tampoco creo que ponga de relieve las peores consecuencias sociales de la tortura.

Volvamos a Roberto K.
A mí, la existencia de semejante personaje no sólo no me importa en absoluto, sino que me parece socialmente inconveniente. Si le hubiera partido un rayo según se dirigía a poner la bomba, tanto mejor. El daño que pudiera sufrir en el curso de la tortura me es igualmente indiferente. Mi capacidad de piedad es limitada y rara vez llega a escalones tan bajos: se me agota por el camino.

Si me opongo a que incluso un tipejo así sea torturado no es, en suma, porque eso lesione sus derechos humanos inalienables –que también–, sino, sobre todo, porque la tortura degrada irreparablemente el código moral de quien la aplica materialmente, de los responsables que la autorizan y de la sociedad que la acepta, explícita o implícitamente.

La tortura es un viaje de lo moral a lo inmoral sin retorno. No cabe atravesar esa frontera con pretensiones de excepcionalidad.
Aceptar la tortura en el caso extremo de Roberto K. es, de hecho, admitirla siempre. Porque, ¿en función de qué criterio se acepta? En el del bien superior, obviamente. Se trata de hacer un mal menor para obtener un bien superior. Pero ésa no es la excepción, sino la norma principal de la tortura. Quienes torturan casi siempre creen que lo hacen para conseguir algo que es bueno para la colectividad: aclarar un crimen, encontrar un arsenal, desarticular un grupo terrorista... Incluso quienes torturan por placer se autojustifican con esa coartada: ellos hacen el trabajo sucio para que la sociedad pueda estar limpia.
De nada vale exagerar las cosas, como yo lo he hecho al presentar el caso de Roberto K., pintando con los peores colores al torturable y enfatizando al máximo los beneficios obtenidos con la tortura. La sociedad que acepta la tortura como excepción deja la determinación de la excepcionalidad en manos de los torturadores y sus jefes. Habrán de ser ellos –¿quién, si no?– los que decidan, según su jerarquía de criterios, que tal o cual caso es lo suficientemente grave como para tirar para adelante apoyándose en ese respaldo social.
Por eso –insisto– avalar la tortura en algún caso equivale a avalarla en cualquiera.
He dicho antes que la mayoría de nuestros conciudadanos aceptarían que se recurriera a la tortura en el caso de Roberto K. Pero pocos de ellos admitirían –pocos se admitirían a sí mismos, incluso– que consienten la tortura en general.

Es ahí donde entra en juego la doble moral, cuyo instrumento principal es la ignorancia. ¿Qué mejor, para sentirse inocente, que no conocer los datos que evidencian la propia culpabilidad? Desconocer no sólo es conveniente, sino incluso imprescindible.
Esa sed compulsiva de ignorancia la hemos podido notar, recientemente y en masa, con motivo del caso GAL. La buena sociedad española se horrorizó con el descubrimiento de los cadáveres de Lasa y Zabala, enterrados en cal viva, y con el conocimiento de los detalles del secuestro de Segundo Marey. Pero ¿cuál fue su reacción? Pasado el primer momento de estupor, los más se pusieron a reprochar a las autoridades haber hecho las cosas «tan mal». Lo hemos oído decir muchas veces: «Lo de los GAL fue una chapuza». Es evidente que lo que más molestaba no era que los hechos se hubieran producido, sino que hubieran trascendido. Los hubo, y no pocos, que lo evidenciaron con total descaro, distribuyendo sus reproches entre los culpables de los crímenes y los que ayudamos a que se conocieran. Sólo una exigua minoría llamó a las cosas por su nombre y calificó de asesinos a los autores de los hechos, reclamando que fueran tratados como tales.

La tortura pone en marcha una reacción en cadena. Y el último de sus efectos –el más terrible de ellos– es el envilecimiento de la sociedad que la tolera en silencio. La nuestra es una sociedad éticamente envilecida, en la que las personas con principios resultan tan incómodas y desazonantes como los asuntos que se empeñan en airear.
Por supuesto que la vileza moral de los ciudadanos no procede exclusivamente del hecho de que toleren la tortura. Suele serle anterior. La ética de quienes hurtan la vista a la existencia de la tortura, fingiendo ignorarla, arrastra casi siempre muchas otras renuncias previas. Pero su complicidad añadida en este capítulo ahonda su vileza. La hace más irreversible.

No tenemos hoy tiempo de profundizar en las causas del arraigo de la vileza moral en la sociedad española. Se trata de una realidad compleja sobre la que he escrito con cierto detenimiento en algunas otras ocasiones, apelando a raíces históricas más o menos lejanas y, más particularmente, a la evolución de nuestra sociedad bajo el franquismo y al modo en que se realizó la transición de la dictadura franquista al actual régimen parlamentario. Vengo sosteniendo la tesis de que la doble moral y el miedo son dos actitudes que, por muy diversos motivos, están extremadamente arraigadas en el inconsciente colectivo de la mayoría de los españoles. Y que esas dos actitudes les permiten coexistir con las mayores aberraciones. Es más: a veces les empujan a aferrarse a ellas.

La sociedad española –y generalizo sabiendo que dejo aparte dignísimas minorías– no sabe nada de la tortura. Y no sabe de la tortura porque no quiere saber nada de la tortura. Porque le viene muy bien no saber nada de la tortura. Como le viene muy bien no saber nada de pateras, de racismo, de xenofobia, de niños maltratados, de cárceles, de marginalidad. No quiere saber nada de ningún mal que no esté en condiciones de superar, de suprimir. No quiere plantearse problemas cuya resolución pueda implicar un cambio de criterios, de estructuras, de modo de vida. Es capaz de conmocionarse con los balseros cubanos, pero no con los africanos de las pateras. Es capaz de lanzarse en masa a adoptar niñas chinas, pero desvía la vista cuando se encuentra con la gitanilla de la esquina. O le da veinte duros para pagar el precio de su eventual mala conciencia.

Ya me hago cargo de que nada de esto que digo es muy animante. Pero no creo que por ocultárnoslo ganáramos gran cosa. La denuncia de la tortura no puede conformarse con la denuncia de los torturadores. Denunciar la tortura –me refiero, por supuesto, a la practicada por los servidores del Estado: ya sé que hay otras– es, en último término, denunciar la hipocresía dominante. Las buenas conciencias que son el lubricante ideológico del orden social. Porque la tortura no es una disfunción del sistema, sino una de los muchas y variadas armas que tiene para defenderse.

30 comentarios:

marvision dijo...

Hola Natinat, muy buen post. Felicidades. La persona que odia a la humanidad, es porque se odia a si misma. Estoy contigo de acuerdo en no torturar ni matar, simplemente porque creo que todo se paga y si alguien muere, será porque tiene que morir, o sea, nada pasa por que sí. El asesino ya tendrá su castigo y el muerto ten seguro que le llegó su hora, todo es una cadena y nadie sabe donde está, el fin ni el principio, ahora lo se.
El hecho de que vea que un día en mi nación se torture a alguien y sienta que lo estoy practicando yo, no con mis propias manos, pero si desde mi pequeña responsabilidad, eso ya me pasó con la guerra de Iraq, siempre dije que algo de culpa tengo, por ser española y botar al Aznar, nunca he dicho que lo hicieron otros sin pensar que el sistema somos todos los que lo conformamos. Es de hipócritas no hacerse eco de algo que es de todos.
La ignorancia es la peor de las epidemias, no podemos defender ninguna postura si no sabemos que estamos “defendiendo” y si no hemos visto más que las cuatro cosas del rededor, te aseguro que tener una opinión es fundamental y ver que tanta gente no quiere problemas … “lamentable”.
Pones sobre la mesa problemas muy importantes, pateras, racismo, xenofobia, marginalidad, cárceles…Pateras, yo soy de la opinión que esta gente que viene en masa a nuestras costas, es un tema MAYOR y debe intervenir la ONU, ya lo he dicho más veces, no veo bien el que España sea la portadora exclusiva del problema. En cuanto a los otros, permíteme que hoy no opine, no es que no quiera contestar, quizá otro día.
Hablas de la gitanilla en la esquina, ¿Tu sabes como han vivido los gitanos desde tiempos que yo recuerde? Mi padre se pasó trabajando desde los 7 años y hasta el día que murió. Mi exmarido estuvo trabajando desde los 14 años y aún sigue…a mi me enseñaron a trabajar desde pequeña, de hecho, desde los 16 años hasta que tuve que dejarlo por problemas familiares y no trabajo desde entonces. ¿Tu sabes si alguna vez han trabajado los gitanos? Ahora es cuando empiezan a trabajar, porque se han dado cuenta que hay que comer. Pero es sabido que los gitanos/as no han trabajado NUNCA hasta ahora “sin generalizar” pero es sabido. Lo siento, se llevan la fama y esa es mala de quitar.
Puntualizando lo que he dicho, tortura “de cualquier clase” NO, y de haberla, debe haber una forma de cambiar las cosas y es hora de saber si se pueden cambiar las cosas, importantísimo para mi.
Me ha gustado el post, le volveré a leer ya que siempre se quedan cosas en el tintero.
Un beso de Marvision
gcppz

Javier Alonso dijo...

Es fácil dejar de leer este post después de las primeras siete líneas. Es fácil pensar de ti "Que maja es la chiquilla... y que ingénua". Es fácil.

Es fácil no hacerte caso. Es fácil deducir que eres de ideología de izquierdas. Es fácil intuir como tu mirada se encoge mirando mas allá de un horizonte plomizo. Es fácil.

Es fácil reirse de medio lado y dar media vuelta al abrir tu blog. POr eso mismo he leido todo el post gustosamente. Por eso mismo he percibido tu rebeldía. Por eso mismo me gustaría ver donde dejas las huellas de tus zapatillas. POr eso mismo me alegro de que te horroricen las arañas. Nunca me gustó lo fácil y siempre he apostado por lo que nadie quiere apostar.

Un beso de este que te escribe.

Natinat dijo...

Eeeey Gemónides, eres acaso un seductor? Sabes que soy frágil y me das donde más me duele. A mí me enseñaron a temerles a las arañas... así luego me hiciera de izquierdas.

Sabes BB me encantan tus tácticas, pero por eso mismo te va a ser difícil dar con el sitio donde dejan huellas mis zapatillas, porque aun no logro dominar mi rebeldía...

y te digo esto más, después de este encuentro me va a ser muy difícil olvidarme de la huella que sutilmente has dejado aquí en mi propio contexto.

Espero que siga siendo fácil para ti venir a mi hogar y mantengas la determinación de apostar por lo que nadie quiere apostar, apostar hasta morir… Si es así, apostaré contigo

Besos

marvision dijo...

Hola Natinat, claro que me gustaría escribirte, pero no se tu dirección, así que yo te doy la mía y me escribes, que me encanta. marvision5@yahoo.es-
Esperando que me digas lo que quieras y me preguntes lo que te parezca.
Un besito nena, marvision

*Blue*Princess* dijo...

muy buen post

Javier Alonso dijo...

Me encontré una rata en evidente proceso de putrefacción dentro de mi sombrero. Si te tapas la nariz y te acercas puedes ver que son animales asquerosos, más esta que es la más grande que haya visto en mi vida, y te lo dice alguien que ha matado a mas de dos millones de ratas.

Hay... lo siento, no sabía que te daba tanto asco. Bueno, mira, la tiro bien lejos. Menos mal que también te traigo un ramo de yerbas aromáticas. Mira, estas de aquí son de lavanda, y estas otras son romero. La salvia es la de la izquierda y la menta ocupa todo el centro, estas flores son de azahar y las de aquí son blancos jazmines. Si colocas el ramo junto a la ventana de tu dormitorio su fragancia te hará soñar con los espíritus de la naturaleza y jamás tendrás picaduras de mosquitos.

Gracias por tu visita, me ha hecho mucha ilusión ver tu foto en los comments.

Un beso de Gemónides que se te escapa por la derecha.

Damián Shúah dijo...

No lo dice todo la palabra Natinat?

¿No lo dice? Pues al leerte encuentro material de sobra para darle tono, forma y sentido a la imagen de tu perfil. Es obligado conjugar imagen y letras para proyectarlas en tu vehemente belleza. Solo te diré esto, todo culmina en esplendor de silencio, es el desierto lo que llega y estremece carne y corazón.

Agradesco tu visita,siempre serás bienvenida y cuando quieras conversar solo señala la hora o envíame un e-mail.

Te besa con claridad ígnea el indio

Jiñocuago

Alberto B dijo...

Muy bueno tu blog muy tocante de verdad eres interesante sabes!!!
te saludo desde el medio oriente ;-)

Tarta de Pastrana dijo...

Eran otros tiempos, pero ya que hablas de Lasa & Zabala. Por cierto, como marca de diseño euskaldun a la Devota & Lomba o Dolce & Gabbana sería abrasivo, no?? Ahí va la tonada:


Te han cogido por la noche indefenso,
te han llevado sin que nadie lo sepa,
Aquí empezará tu viaje.

Vas a conocer un nuevo mundo profundo,
Pues tu humillación jamás tocará fondo.
Conocerás un dolor que nunca hubieras imaginado,
Aprenderás lo que es gritar.

Luego tendrás que esperar el tiempo necesario
Para que desaparezcan las marcas.
Si algo queda te lo has hecho tú.

Sabes que no existe la tortura, es tu locura.
Te has imaginado la bañera y electrodos,
las hostias, la bolsa en la cabeza,
Y si eres mujer la violación.

Para acabar bien la historia si lo denuncias,
Serás denunciado por calumniador.

Bilintx dijo...

Interesante tu Post. Eso si, hay algunos puntos que me faltan en tu análisis:

1. Si un estado decide aplicar tortura ante casos extremos. ¿Quien es el encargado de decidir si el caso es extremo y bajo que criterios?.

2. ¿Se debe torturar a gente inocente para encontrar a los culpables?. ¿Cuando un inocente pasa a ser sujeto de tortura por saber algo?. ¿Es válido equivocarse en pos del objetivo?

3. Qué pasa si mi hijo está en la plaza y yo estoy con el señor K. ¿Se justifica que lo torture para salvar a mi hijo?. Entonces ¿Sería justificable la tortura a nivel personal y no a nivel estatal?, ¿Qué otro tipo de desorden o aberración social produciría esto?. Si el estado decide no hacer nada, ¿surgirían milicias privadas que se harían cargo de los señores k?

A mi parecer, cuando se vive en una sociedad carcomida por el odio, se genera la violencia. Y esta, produce ademas la violencia contestataria, transformando todo al final en una guerra subterranea. En este tipo de guerra ambos bandos utilizan organizaciones subterraneas para atacarse mutuamente, mientras el resto se opone o se desentiende, hasta que les toca de cerca. Al final, todos como sociedad nos convertimos en víctimas.

Si se justifica la tortura, entonces se debe justificar el terrorismo. Si estamos en contra de la tortura, entonces debemos estar totalmente en contra del terrorismo y no justificarlo bajo ninguna circunstancia.

Javier Alonso dijo...

He leído tu comment en el blog de Marvisión. Así que tu príncipe lleva la "G" de Gnosis. Mmmmmm, interesante la Gnosis hermética de los círculos esotéricos. El Conocimiento trascendental que lleva a la liberación del Ego. Vaya, vaya, vaya. Qué casualidad, yo también uso la G de Gemónides. ¿Sabías que Gemónides es Gnóstico?.

Un beso pero cuidado, este se te escapa por la izquierda. Vaya!, se te fue.

alexA platoanA dijo...

el miedo instalado hasta la médula. el miedo ke corta los vínculos con kien tengo al lado. mirarse el ombligo porke "me enseñaron a ke no tengo ke meterme en lo ke no me importa". el miedo ke justifica lo ke sea, y prefiere no enterarse para seguir justificando, a un sí mismo, ke ya no es sí ni no. comemos miedo por los ojos, se nos derrama de los oídos.

es bueno leer ke hay alguien ke no acepta lo ke se vende. es bueno ver ke hay alguien más en este lugar parasitado por el terrorismo de estado.

un saludo cordial: un verdadero gusto estar akí.

mariasoledadsilva2@gmail.com dijo...

Mmmmm ..... para mi es más simple, no es cuestión de cantidad de personas en riesgo, torturo a uno, salvo a miles..... No, así no.

Cero tortura .... quien debe morir debe morir ... y quien no quiere declarar está en su derecho tb de hacerlo.

Muy largo el post para un tema simple.

XXX dijo...

Pues, me dan ganas de decir que no sé qué decir. Fuertemente motivado de ver lo otro que dejaste en mi blog y luego a venir aquí y encontrarme con esto otro, que no es tan diferente y que harto tiene que ver con la violencia.

Yo no sé por qué me dejaste eso en el blog. Francamente no sé. es decir, podría pensar que se trata de una frivolidad medio publicitaria para causar que yo corra a ver tu blog, pero no sé. O sea, no se me ocurren muchas otras razones, porque me da un poco de pudor y porque me parece un asunto delicado (si es que es verídico eso que dejaste allá).

Lo que pasa es que ni siquiera es pertinente decir "lo siento". No puedo juzgarte, pero sí me juzgas en tus palabras al arrojarme toda esa experiencia nefasta y lastimosa en la cara, sin conocerte, sin conocerme, desde el más perfecto anonimato y con tanto resentimiento.

No creas que estoy reprochando algo. No creas nada de nada, pero sí me gustaría una "ampliación" de lo que pretendías.

Respecto de esto otro, tu esquema es bastante racionalista. hablas de moral y doble moral y tratas de guiarnos por un razonamiento lógico en favor de principios favorables a los derechos humanos y en rechazo a la tortura.

Pues, creo que hay argumentos en cualquier dirección. Si hay relación con lo otro de lo que hablaba(s) antes, eso que sufriste, entonces es probable que hayas conseguido un cierto desdoblamiento o distanciarte de lo sufrido y por eso seas capaz de hablar contra la tortura.

Pero yo opto por un término medio o algo así. Es decir, estoy lejos del racionalismo y mas bien soy escéptico de la Razón, por eso la "doble moral" no es válida para mí.

Desde un enfoque más irracionalista, valido la revancha, la venganza, el ajuste de cuentas, especialmente cuando proviene de la voluntad de la víctima. Por supuesto que no creo que la tortura o la condena a muerte deba ser ejecutada por la Ley el Estado, más atento a cobrar que a dar.

Si uno actúa según una lógica racionalista occidental, llegará a tus conclusiones. No validará la tortura en ninguna circunstancia. Pero como yo no estoy en ese esquema porque sé que es demasiado falible y esconde la verdadera "doble moral", sí puedo validar torturas determinadas subjetivamente.

Para mí no corre eso de no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan, porque no funciona así la realidad.

Sospecho del actuar del Estado y la Justicia, por eso reivindico la acción individual en pos del desagravio.

Por lo demás, me siento más cerca de cierta concepción oriental respecto de la materia. Acá decimos que hay que poner la otra mejilla (según la religión monoteísta) o que hay que dejar que actúe la Justicia.

Pongo un ejemplo más cercano y poero. En la película Kill Bill, la venganza es ensalzada y aparece como el elemento que colabora a los equilibrios sociales.

A mí me gusta eso.


Noname

Misionero dijo...

Excelente post para poner de relieve las distintas manifestacioens de "la doble moral" la cual ya se ha vuelto parte del "Status Quo" y eso es lo qeu hay que combatir, el coservadurismo, los paradigmas absurdos, en fin toda esa hipocresía que nos tiene hartos.

Me solidarizo contigo, estoy en contra de la tortura bajo cualquier pretexto que se quiera justificar, no se puede aceptar, por que ello como bien dices envilece no sólo al individuo sino a la sociedad por completo.

Un abrazo cariñoso de Misionero

XXX dijo...

No, no creo que estemos lejos de confluir, como dices en tu réplica. De mi irracionalismo surge además mi perspectivismo. Como no creo mucho en la Razón, me gusta jugar a cambiar de emplazamiento para tener otros enfoques, porque para mí la perspectiva tiene valor único como posibilidad de acercamiento. Nunca llego a puerto, pero me acerco. Escribí algo y tu me juzgaste como si hubiera escrito con pretensiones universalistas, pero sólo hablé desde mi isla, o lo que en ese momento sentí como mi isla. Es decir, soy yo el que habla y eso es más que suficiente para argumentar que soy arbitrario y subjetivo, por eso no asumo lo que dices, en cuanto a que “es obvio que lo que motivo mis palabras fue la frivolidad manifiesta del texto y mi imposibilidad de poder hablar de ciertas cosas”.

Me dices que “la validez de la REALIDAD no puede estar reducida al enfoque de una persona, de una élite, clan o grupo de poder, tampoco las reglas de la realidad están al arbitrio de la sin razón o de la irracionalidad”, y al respecto yo retruco ¿qué es la realidad?.

No creo que puedas responder. A estas alturas creo que la pregunta es casi impertinente y que si intentamos una respuesta terminaremos validando eso que tu rechazas. O sea, “enfoque de una persona, de una élite, clan o grupo de poder”. Yo no sé qué es la Realidad, y sí valido mi punto de vista pequeño, individual, subjetivo y por lo mismo arbitrario. Tú concepto de la realidad, (si tienes uno) no es el mío y viceversa. Bienaventurado que así sea.

Lamento que te aburra “escuchar siempre el mismo discurso, que sexo, que orgías, que placer, que carnaval y todo ese wiri wiri que gira en torno al modo fácil de acomodarse al ‘Statu quo’”. No pretendí ser original, salvo describir una sensación que no me parece frívola y que tiene que ver con el vacío que ronda a la sexualidad. No creo haber descrito algo nítidamente alegre. De otro modo habría puesto la foto de una mujer desnuda o qué se yo.

Me dices “o que sí no comprendo yo, es porque te asombra tanto lo que te comenté (esa otra realidad)”. La respuesta es más o menos sencilla: Al momento de escribir esto, no estábamos tan cerca. Soy anónimo y eres anónima. Aduces que no es preciso pedir disculpas en ninguna dirección, porque “recuerda que la mayoría piensa así y ese es un argumento que puedes esgrimir a tu favor”. Pues, para ser franco, yo no sé como piensa la mayoría. No tengo idea, así que no puedo “esgrimir” eso a mi favor.

Yo no podría juzgarte por pensar como piensas porque la “realidad” no es como tú dices. Yo no sé qué es real y tampoco estoy seguro de que la mayoría piense como yo. En “realidad”, de nada estoy seguro.


Noname

mariasoledadsilva2@gmail.com dijo...

Oiga linda....le dejé una preguntita en mi blog, acerca de una de tus respuestas a mis preguntas, te agradecería si puedes ir y me respondes ya?

MentesSueltas dijo...

LA doble moral y tanta mentira es capaz el ser humano con poder.
Buen abordaje del tema. Muy Interesente.
Un brazo
MentesSueltas

Akasha Déclenché! dijo...

Has señalado dos asuntos muy importantes en la discusión sobre la tortura:

a) Que denigra más a quien la practica que sólo pasar por encima de los derechos humanos. (Estoy completamente de acuerdo, eso no sólo en el plano social, también en el personal).

b) Se es permisivo con esto debido a la ignorancia (se cierran los ojos para tener la ilusión de que la sociedad funciona bien, que la vida es correcta, que las autoridades hacen lo que deben... nada más cobarde).

La tortura y la pena de muerte nos adentran en un enfermo círculo sadomasoquista, ambas reprobables.


Muy intenso artículo. Nos seguimos leyendo, Natinat.

Claroscuros saludos.

Patilú dijo...

Nati:

Estoy en una ciudad lejanísima a la tuya... estoy drogadísima, pero realmente lúcida como para decirte una sola cosa...

TE AMÉ...

Mi gran mejor amigo(Noname) me hizo llegar a tus letras y....... y la verdad es que me volaste la raja.
Siempre abogué por el placer por el placer... y de pronto me hiciste darme cuenta que MUCHAS veces fingí ese "placer" por el solo hecho de no querer quedar mal conmigo misma (lo de fingir pa los hombres es cosa aparte). Muchas veces fingí para sentir que estaba siendo libre... que estaba siendo rupturista... que estaba siendo lo que las monjas me decían que NO fuera.

Que valiente tú...
Que grandes las gracias que te doy.

Un abrazo!

Patilú dijo...

Nati:

Estoy en una ciudad lejanísima a la tuya... estoy drogadísima, pero realmente lúcida como para decirte una sola cosa...

TE AMÉ...

Mi gran mejor amigo(Noname) me hizo llegar a tus letras y....... y la verdad es que me volaste la raja.
Siempre abogué por el placer por el placer... y de pronto me hiciste darme cuenta que MUCHAS veces fingí ese "placer" por el solo hecho de no querer quedar mal conmigo misma (lo de fingir pa los hombres es cosa aparte). Muchas veces fingí para sentir que estaba siendo libre... que estaba siendo rupturista... que estaba siendo lo que las monjas me decían que NO fuera.

Que valiente tú...
Que grandes las gracias que te doy.

Un abrazo!

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Sí, el punto es la respuesta individual, ante la devaluación de la justicia, o mejor sería decir, su corrupción.

No es que proclame que torturar sea la salida. Si no que la tortura explícitamente corrompe a quien la usa como acto por encargo del Estado.

Tampoco, porque crea que deba torturarse a nombre personal. La cuestión radica en si hay o no voluntad de torturar...

Es largo el tema y has estimulado las consideraciones de una, y eso importa.

En hora buena Nantinat. Salutes.

Alexiev dijo...

Esta muy lindo...

Suerte...

phillip dijo...

hAY UNA SOLA TORTURA LA QUE ALGUNOS LLAMAN CULTURA Y ES LA DEL TRABAJO
LAS OTRAS VIENEN SOLAS....



1/2 beso

Seidrik dijo...

innoçent...coupable..justice.. Trôp de morale dans cette histoire !

PRU dijo...

El otro día vi la película 'de terror' Hard Candy, y me replanteé preguntas sobre la tortura y el 'triumfo del mal' en nombre de 'un bien' o en determinadas circunstancias... también creo que nunca son justificadas. Ahora al leer tus palabras he encontrado un buen eco en determinados pensamientos...

Unknown dijo...

hello Natinat!!!
debo decir que quede muy sorprendida dever una chica tan jocen con ese pensamiento tan grande.. y reflexivo, me encanto este post..!!
auqnue debo decir que el caso del señor Robert K..jeje es un ejemplo de lo que pasa muchas veces...y e smas como lei alguna vez en crimen y castigo, CREO Que elpero castigo muchas veces esta en uno..esa culpa que no deja estar tranquilo y que se encarga de torturarse a si mismo...
pero de acuerdo contigo asi haya echo loq ue hizo como una bomba en este caso tampoco debe ser torturado ya que mas culpa y castigo para donde??

y en cuanto a la doble moral, es facil..se dice una cosa pero otras se hace otra..es facil criticar pero es dificil para algunas cosas autocriticarnos.. la ley del embudo lo amplio para nosotros lo angosoto para los demas,,

muy buen post.. felicidades me gusta tus opiniones...
PD. TE AGRADEZCo pasar por mi blo y dejar tu comentario.. auqnue buenoe spero que no te sigas asustando como dices ahi con mis inquietudes..jajaj

saludos y abraazos..

soyChapin dijo...

muy interesante la disetacion.. lastima que en la ideologia de ultraderecha fundamentalista que fervientemente venero, no queda espacio para las consideraciones morales en temas de itneres social...
la moral es intrinseca y pertinente unicamente al humano como individuo, el mismo individuo que para efectos sociales ebe sujetarse a las normas de mayor beneficio social, lo inmiral no existe en este plano colectivo.. es todo apariencias.

Y una decision sobre torturar o no torturar pertenece ni siquiera a un plano legal, sino legitimo y politico, y ahi, la condicion ideal es una decision amoral, pero practica.

Pero muy interesante leerte.. asi, da gusto encontrar ideas contarias.

desordendecosas dijo...

Al desorden le resulta familiar la idea de que el castigo, si se piensa como alemán antiguo e incomunicado, es la negación de la negación que infringe a la norma. La particularidad de la tortura está en que la violencia se ejercita con miras al beneficio de la sociedad de una manera determinada, a saber, a través de la evitación de un acto o una serie de actos concretos estimados perjudiciales. Vista así, la cuestión es si se castiga o no. Y eso es algo que decide la sociedad deliberativa, que sabe que no se puede hacer nada sin su permiso, pero que todavía no se convence de que se puede hacer lo que ella ordene.
La única salida a este tipo de conflictos, aparte de la salida asexuada que propusimos en términos analíticos, se la autoinfirió en voz alta un ruso doliente. Dijo convencido Fiodor "todos somos culpables por todos y ante todos". Esta solución estética diluye como por arte de poesía, las nociones de crimen, castigo y tortura.
Diluidas también y hasta temblorosas, las manos del desorden.

BELMAR dijo...

Complicado debate...